- Busca asesoría del carnicero al comprar la carne pues cada corte tiene un espacio “estelar” en el cual se desempeña muy bien. Por ejemplo, la carne de pecho es muy útil si vas a preparar un estofado; mientras la punta de anca (centro de pierna) es ideal para el asador.
- Mantén la cantidad de carne que vas a preparar en una sola pieza el mayor tiempo posible. Córtala en filetes únicamente cuando llegue el momento de su preparación. Así, evitarás la pérdida de líquidos y tendrás, consecuentemente, carne más jugosa.
- Permite que la pieza de carne esté a temperatura ambiente justo antes de prepararla. Si está en el refrigerador, retírala un par de horas antes y si está congelada, planea con anticipación de manera que la lleves del congelador a la nevera un par de días antes, y luego, de la nevera a la superficie de trabajo donde le vas a permitir alcanzar temperatura ambiente. A propósito: alguien te podría decir que la puedes descongelar en el horno micro-ondas. La verdad, el resultado no es el mejor: algunas áreas de carne empezarán a resultar cocidas durante el proceso, mientras otras permanecerán congeladas.
- Muy importante: no pongas a descongelar carne sobre la superficie de trabajo pues el proceso tomará varias horas y podrías terminar con carne contaminada por exceso de bacterias.
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